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1/1/17
La narcolepsia, una enfermedad autoinmune y devastadora que no tiene cura [1-1-17]
La narcolepsia, una enfermedad autoinmune y devastadora que no tiene cura
Realizan un experimento en Israel y Japón para descubrir por qué la orexina desparece en el cerebro y hallan unos auto-anticuerpos que se las "comían", causando la narcolepsia.
Dormir es un estado donde pierdes la consciencia y dejas el control de lo que ocurre a la parte inconsciente de tu cerebro. Pierdes el tono en tus músculos y esta debilidad impide que te puedas mover o hablar con claridad. Quedarte dormido implica el cambio de funciones en muchas áreas del cerebro que se preparan para entrar en otro estado que durante horas estará haciendo cosas en tu cerebro que parecen estar fuera de tu control.
Imagina entonces el duro mundo en el que vive un narcoléptico.
Esta persona se queda dormida en cualquier momento o lugar. El sueño ataca y de repente el cerebro entra en ese estado tan diferente al de alerta en un momento inusual y sin avisar. Esto hace difícil que la persona sea capaz de concentrarse y de funcionar normalmente ya que no sólo parece tener sueño y andar como un zombi todo el día, sino que muchas veces se queda totalmente dormido.
El cerebro comienza a entrar en ese estado de sueño dejando a la persona completamente vulnerable y ajena a su alrededor. Además, causa alucinaciones, conductas automatizadas y parálisis de sueño, ya que sólo te quedas dormido durante unos minutos y mientras lo haces también estás tratando de despertar y mantenerte alerta.
Por último, muchos narcolépticos también sufren de cataplexia o cataplejía, donde pierden el tono muscular mientras están despiertos, muchas veces, justo antes de reírse a carcajadas o de algún episodio ansioso o estresante.
La narcolepsia, suele aparecer entre los 10 y los 25 años y permanece toda la vida pues aún no existe un tratamiento que la cure. Se estima que tres millones de personas en el mundo la padecen. Siempre se había pensado que era estrictamente genética, sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que se trata de una enfermedad del sistema inmunológico.
“La narcolepsia es interesante porque a pesar de que ha sido considerada como estrictamente genética, es inducida también por factores ambientales, como una carcajada o el estrés. La narcolepsia es devastadora y debilitante, para los niños en particular. No existe un tratamiento que la cure”, explica el líder de la nueva investigación, Yehuda Shoenfeld, experto en enfermedades autoinmunes de la Universidad de Tel Aviv.
Junto a María-Teresa Arango, quien dirigió el experimento, los resultados apuntan a un proceso autoinmune en particular, que permite la pérdida de las neuronas de orexina, esas que mantienen el equilibrio entre estar dormidos y despiertos.
El profesor Shoenfield se sintió intrigado al respecto cuando en Finlandia la narcolepsia aumentó en 2009 después de que la vacuna de la gripe H1N1 fuera administrada. Los casos, asegura el gobierno, incrementaron 16 veces el promedio anualmente reportado. Por otro lado, un equipo en el Instituto de Psiquiatría de Tokio en Japón, publicó un estudio sobre la presencia de un autoanticuerpo que estaba atacando pequeños gránulos en el cerebro que contienen las neuronas de orexina. Ambas ocurrencias apuntaban al sistema de defensa.
“En los pacientes y los animales que desarrollan narcolepsia hemos visto una disminución evidente de la orexina en el cerebro, con ella hay también una falta de equilibrio y luego ataques posteriores de narcolepsia”, dijo Shoenfeld. “¿Por qué desaparece la orexina? Creemos que la culpable es una reacción autoinmune que provoca la adhesión de estos autoanticuerpos a los pequeños gránulos para destruirlos”.
Para estar seguros y confirmar sospechas, el equipo de Shoenfeld colaboró con el grupo japonés liderado por el doctor Makoto Honda. El objetivo era aislar los anticuerpos específicos que estaban acabando con la orexina. Una vez aislados, estos anticuerpos fueron inyectados a ratones de laboratorio; Arango observó a estos ratones durante varios meses.
“Lo que vimos fue un aumento del número de ataques de sueño y patrones irregulares de sueño en estos ratones”, expresó Shoenfeld. “Los ratones se duermen como los perros, primero dan vueltas a su alrededor antes de dormir. De repente, en este experimento, los ratones caían dormidos y luego, sólo dos minutos más tarde, despertaban como si nada hubiera sucedido”.
El objetivo de los investigadores es que la narcolepsia sea reconocida como la 81ª enfermedad autoinmune, dijo Shoenfeld, quien actualmente colabora con Honda para encontrar el lugar en el cerebro donde estos autoanticuerpos se pegan a los gránulos de orexina.
“Nuestra esperanza es cambiar la percepción y el diagnóstico de la narcolepsia. Si tenemos una mejor comprensión del mecanismo que causa esta enfermedad, que debilita y humilla a tanta gente, conseguiremos un mejor tratamiento y tal vez un día una cura”, concluyó.
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